martes, 8 de enero de 2013

Más vale reír

Hace unas semanas invitaron a nuestra familia a una fiesta infantil, la cual tuvo lugar el fin de semana pasado, por lo que aproveche para vestir a la princesa muy coqueta con vestido, mallas y abrigo ya que estamos disfrutando del frío invierno en estas tierras que son tan regularmente calurosas; en fin que la pequeña iba muy guapa estrenando, fuimos a hacer unas compras de último momento y todo era felicidad hasta que llegamos y estacionamos el coche, apenas hice por quitar el cinturón del asiento de bebé y cargar a la nena cuando sentí el inconfundible olor a popó, si como lo leen a popó...
Pensé: Calma, traes pañales, toallitas húmedas y además venía sentada; Oh sorpresa¡ Cuando levante el vestido para revisarla me di cuenta que estaba manchada por encima del pañal, ya se había ensuciado la blusita y me di a la tarea de hacer el cambio a la de ya antes que tuviese que regresar a la casa a bañar a la creaturita en cuestión; ya en la maniobra vi que las mallas también estaban manchadas y después de un suspiro comencé a quitarle los zapatos para sacárselas de encima; habiendo hecho el cambio como se debe, ahora debía ponerle la ropa de emergencia, que no siempre empaco les confieso y que consistía en un juego de pants y sudadera rosa, calcetas con tonos a juego y a dejarle el vestido porque claro, olvide incluir una playera. 
Lo curioso de esta experiencia es que justamente antes de salir de casa bromeaba con mi esposo sobre llevar a la beba vestida de pants a una fiesta ja¡
La próxima vez me aseguraré de llevar ropa de emergencia de acuerdo al evento al que asistiremos y otra más cómoda... Por si las moscas jejeje¡

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