viernes, 15 de junio de 2012

Nuestra historia (continuación)

Hoy me parece lejanos los días en que caminaba por la calle orgullosa de estar embarazada, pero debo decir que fueron unos lindos días en que las personas me miraban con ternura, me daban consejos y me procuraban, como les comente en la entrada anterior algunos días no fueron tan buenos y esos días fueron de ansiedad, incertidumbre y temor, exaltados lógicamente por la cantidad de hormonas que tenia en el cuerpo y puedo decir que sin mi esposo hubieran sido aún más difíciles, afortunadamente me dio la comprensión que necesitaba; no puedo dejar a un lado el hecho de que todas necesitamos de alguien que nos vaya guiando según su experiencia y en mi caso mi hermana me ayudo muchísimo con sus consejos muchos de los cuales seguí (ja).
Creo fervientemente que mucho del éxito de mi embarazo fue la dieta que lleve un poco obligada por las circunstancias (edad, peso inicial) y que no fue super estricta pero si controlada por mi con el fin de que mi bebé naciera bien, y apoyada en el control de peso que mes con mes hacía mi ginecólogo.
De esos detalles que uno recuerda a pesar del paso del tiempo es un desayuno en que ya con mi embarazo avanzado se me ocurrió tomar no una, si no dos tazas de café americano y de repente me comenzó una especie ansiedad y mi bebé se movía muchísimo, me puse nerviosa y le pedí a mi esposo que me diera agua unos tragos bastaron para controlarme, pero tremendo susto que nos llevamos y todo por no pedir descafeinado, uno aprende de esos pequeños errores.
A veces cuando me siento a escribir o a ver algún programa de televisión aún acaricio mi estómago esperando sentir a ese pequeño ser que tuve dentro durante nueve meses y después sonrío al recordar su carita mientras duerme en su cuna...

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